Como evitar que el trabajo de tus sueños se convierta en una trampa.

Sólo vemos la parte que brilla, trayectorias que suben como la espuma, montones de seguidores, colaboraciones geniales… créeme, detrás de alguien que “la está petando” muchas veces hay, alguien que “se está petando a sí mismo” con demasiada autoexigencia, algún que otro ataque de pánico, miedos más grandes de los de una persona que no tiene tan alto grado de expectativas sobre sí misma y dolores variados que pueden ir desde cervicales, espalda,  bajadas de defensas y desajustes de todo tipo.

Póngame doble ración de pasiflora, por favor.

Lo he visto muchas veces, y también lo he vivido en primera persona. Aquí donde me tenéis tan feliz de la vida, he llegado a terminar en el hospital a altas horas de la noche, con doble ración de valium porque mi cuerpo se plantó y me dijo “maja, si tú no me das el descanso que necesito me lo voy a tomar por la fuerza”. De esto ya hace años, fué antes de abrir mi tienda online, era aquella época en la que no sabía y no quería descansar, me encantaba mi trabajo, estaba consiguiendo resultados y nunca quería parar. Ahora también me encanta mi trabajo pero estoy aprendiendo a descansar, por la salud de mi plantita y sobre todo por la mía. Y ya que mencionamos el hospital, seguro que con el tiempo abrirán una planta especial para amantes del trabajo, porque el que más y el que menos, hemos circulado todos por allí en busca de ayuda. Qué bien lo pasaríamos en la sala de espera, haciendo networking y Master Mind.

Con todo y con eso alcanzar el equilibrio es difícil, no siempre se consigue y por culpa del cansancio he pasado alguna que otra noche de ansiedad, dudando de mi capacidad o en la cama con dolor de espalda. Trabajo muchas horas porque tengo unos de esos trabajos que te gustan tanto, que como no los controles se convierten en una trampa, una plantita que, como dicen mis amigos de Fauna y Flora (que puede que también hayan pasado por aquí) se puede convertir en una planta carnívora y comerte poco a poco o de un bocado si te descuidas.

Las hieles del éxito.

Y mucho me temo que no soy yo sola, conozco gente que de cara a la galería está tocando el cielo, que uno diría que en su lugar se sentaría tranquilamente a degustar los néctares divinos del éxito y no, amigas, está pasándolo mal, asustados de perder su status algún día o trabajando TANTO y metiéndose tanta presión que más que mieles están saboreando las hieles del éxito. “Cuidado con lo que deseas porque podría hacerse realidad” y “no es oro todo lo que reluce” son dos refranes que vendrían de perlas en estas situaciones.

Entonces qué pasa, ¿que si no te gusta tu trabajo mal y si te gusta tu trabajo también?. No… pasa que a veces el trabajo nos gusta tanto, nos da tanto a cambio, nos hace sentirnos tan bien que nos convertimos en yonkies de lo que nos aporta, nos olvidamos de nosotros mismos y de todo lo demás. Esto nos suele pasar a personas que tenemos la autoestima regulín, que necesitamos reconocimiento y que estamos ahí amorrados al chute del mismo, sin darnos cuenta de que le estamos dando demasiado a cambio.

La adicción al trabajo está bien vista socialmente, eso es así.

Hay algo más, si decimos que estamos todo el día comiendo chocolate (otra fuente de bienestar) engordaremos, y nos señalarán con el dedo, pero la adicción al trabajo no se nota tanto y hasta diría que está socialmente aceptada y hasta exaltada. Tengo un amigo (que si me está leyendo se va a reconocer) que estaba muy orgulloso de levantarse cada día a las 4 de la mañana para poder trabajar más horas. Sé de alguna por ahí (ésta no me va a leer porque está ocupadísima) que no ha sido capaz de sacar una sola hora del día en los últimos tres meses para tomar un té porque su trabajo no le deja un momento de respiro. Conozco gente que es capaz de hacer jornadas de trabajo de 16 horas seguidas en la silla, sin separarse del ordenador, casi sin parar ni comer ¿te suena?

Buscando la felicidad en el sitio equivocado.

Lo más curioso, es que en última instancia estamos trabajando muy duro porque todos queremos ser felices y nos estamos equivocando al pensar, que el éxito y el dinero nos van a traer la felicidad. Es más fácil que todo eso y no hay que esperar tanto ni pagar tan caro para ser felices. Dormir una hora más debajo del edredón a ese momento de la mañana que se está tan calentito, echarte unas risas con un buen amigo cualquier día de la semana, celebrar tu cumpleaños y que venga mucha gente, comer algo bueno y cocinado con cariño, ver el último capítulo de tu serie favorita con buena compañía y una mantita, ir a un concierto, tumbarse bajo la copa de un árbol, meter los pies en el agua del mar, darle un beso en la coronilla a un bebé, darse un baño bien gustoso con velas y esencias aromáticas… En esas pequeñas cosas, sencillas y casi siempre gratuitas está la felicidad y trabajar más horas de la cuenta te está apartando de esto, que es lo que realmente necesitas para sentirte completo.

¿Cuándo hay que activar la señal de alarma?

Ay amigos… Yo creo que cuando hay que tomar valeriana con demasiada frecuencia, cuando nos levantamos de la cama con el stres metido en el cuerpo, cuando 8 horas al día de trabajo no son suficientes, cuando no podemos tener una tarde libre para ver a un buen amigo, cuando no podemos darle al cuerpo las horas que necesita de descanso, cuando no podemos dejar de pensar en el trabajo o cuando nos olvidamos de comer, estamos ante un caso clarísimo de que nuestra plantita nos está comiendo y hay que poner manos a la obra para arreglarlo porque como siempre, en el punto medio está la virtud.

Tranquilas, que una es constructiva y no me voy a quedar en el diagnóstico, nos va a venir bien sacar unas soluciones para este problema. He acudido a los auténticos profesionales del trabajo, personas de más de 50 que llevan año tras año (joroña que joroña) al pié del cañón. Ellos sí que saben como se trabaja de manera sana y constructiva. Aquí os dejo una recopilación de sus consejos y alguno de mi cosecha.

¿Qué podemos hacer para que el trabajo de nuestros sueños no se convierta en una pesadilla?

  1. DES-CAN-SA-MÁS. No olvides que el trabajo que gusta también cansa. Nuestro cuerpo necesita descanso diario y si no se lo das tú y vas cargándolo cada día, tu cuerpo se va a tomar unas vacaciones a su manera (y créeme, no te va a gustar).
  2. A la mierda la culpabilidad. Desterremos el concepto de que tenemos que sentirnos culpables cuando no estamos trabajando, eso no es verdad. Lo que está pasando cuando nos sentimos culpables por no estar «haciendo algo útil» es que no nos queremos lo suficiente para permitirnos descansar cuando nuestro cuerpo nos lo pida. La culpabilidad es una mala programación, no es tu culpa y no se quita con cantidades ingentes de trabajo sino con mucho amor y respeto hacia ti misma.
  3. No pongas todos los huevos en la misma cesta. Si sólo te sientes en paz contigo mismo cuando trabajas, no dejarás de hacerlo y estarás entrando en un círculo vicioso y autodestructivo a largo plazo. Has de encontrar otras cosas que hacer en tu día a día que te hagan sentir bien y que no tengan nada de ver con el trabajo.
  4. Busca una terapia. Muchas veces detrás de una necesidad de trabajar hay una necesidad de evasión y detrás de una necesidad de evasión hay una dificultad para estar con nosotros mismos. Esto se trabaja de mil amores haciendo una buena terapia, sacando peso de la mochila.
  5. Baja la espectativa. No necesitamos ser Steve Jobs y montar un Apple ni un Amancio, que bastante tiene el mundo con uno. Realmente uno no necesita tanto para ser feliz, baja la espectativa, no pongas tanta presión sobre tus espaldas.
  6. Deja los proyectos cocinarse a fuego lento. Creemos que si corremos más llegaremos antes y puede que lleguemos antes pero estaremos tan agotados que no podremos disfrutar del camino o el cuerpo nos pasará una factura demasiado alta.
  7. Recuerda la regla de las tres 8. Si el día tiene 24 horas nunca debemos dedicar más de 1/3 del día al trabajo. 8 horas son para dormir, 8 horas para trabajar y 8 horas para ti, tu familia y amigos, para hacer lo que te dé la santa gana y mantenerte alejada del trabajo.
  8. Vacaciones cada día. No te imaginas lo productivo que es descansar. Si esperamos a hacerlo únicamente en los días de vacaciones «oficiales» y el resto de los días estamos forzando la máquina a tope, nos podemos hacer mucho daño. Cada día ha de tener unas horas de vacaciones, de descanso y descompresión.
  9. Tómate tan en serio el trabajo como el descanso. Qué poco nos cuesta encontrar las horas para trabajar y qué difícil es hacer un hueco para descansar… Así nunca vas a conseguir un equilibrio sano. Work hard, play harder, my friend. 
  10. Si no apagas la radio que tienes por mente seguirás trabajando. Has de encontrar tu fórmula para silenciarla, ya sea meditación, cocinar o hacer maquetas. Dejar de trabajar un rato cada día es dejar de pensar en el trabajo.

El resumen es conseguir el bendito equilibrio entre trabajo y descanso, cuerpo y mente, pantalla y vida real, soledad y compañía. Para que funcione, este equilibrio ha de ser diario, de hecho, el trabajo de tus sueños solo te va a compensar realmente si consigues el equilibrio porque ¿de qué sirve dedicarte a lo que más te gusta si te está costando la salud o tu relación con los demás?

Y hasta aquí mi post de hoy. He de decir que yo soy la primera que conozco muy bien la teoría, pero que he de esforzarme para llevarla a la práctica, porque es muy fácil dejarse llevar por la inercia del día a día. No te machaques demasiado si aún te ves lejos de conseguir el equilibrio, todos lo vamos haciendo lo mejor que podemos ;).

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  • Susana Torralbo
    12 octubre 2016

    Me he visto tan tan tan retratada que no sé si tatuarme este post!! Es el proceso exacto y me da a mí que nos pasa a todos 🙁 En mi caso, hace tiempo que trabajo cada día para dejar de trabajar. ¡Qué locura! A veces lo consigo y otras no, porque la cabra siempre tira al monte. ¡Pero hay que seguir intentándolo!

    • 14 octubre 2016

      Me ha ENCANTADO lo de tener que trabajar para no trabajar. Un beso fuerte, Susana. Te aseguro que con el tiempo el workalohismo va remitiendo 😀

  • Elisa Aguilar
    12 octubre 2016

    Me ha encantado…estoy en ese punto de trabajo NON-STOP y aún no obtengo beneficios, por lo que me siento culpable si bajo la guardia, pero como bien dices, mi cuerpo, mi cabeza, empieza a dar señales de agotamiento…dos años sin vacaciones, sin una escapada…es un poco demasiado…Me ha encantado tu artículo. :*

  • María Angeles Fernández
    12 octubre 2016

    ¿Sabes algo…? ¡Me motivas!!!!!
    Mil gracias por el post.

  • Eunícia Fernandes
    12 octubre 2016

    Hola! Sou una brasileña con malo espanhol, pero que se queda encantada por su tienda, sus vacaciones en Porto (una rica ciudad) y, ahora, con su post! Gracias!

  • Consuelo Prieto
    12 octubre 2016

    Me ha encantado tu reflexión. Para bien o para mal, yo no estoy en ese punto. Soy de aquellas personas que no tienen claro qué hacer con su vida. Tengo 31 años y llevo dedicándome 6 a algo que me gusta, se me da bien, pero no me apasiona. En este caso, supongo que mi problema sería encontrar "eso" que te mueve y que te hace olvidar la hora de comer…
    Pero como dices, el punto está en encontrar el equilibrio. ¡Ánimo con ello!

    • 14 octubre 2016

      Todo tiene su lado bueno y su lado malo, si aún no has encontrado tu pasión, disfruta entonces de que estás libre de esa obsesión 🙂

  • ultreia_87@hotmail.com
    12 octubre 2016

    Gracias por el post!! Le tenía muchas ganas desde que lo "anunciaste" la semana pasada. Me identifico un montón con todo lo que cuentas, hubo una época de mi vida que tenía ocupadas prácticamente las 24h del día. Recuerdo que cuando conseguía 30min extras con los que no contaba, aprovechaba a dormir porque no podía con mi vida…. Conseguí romper con ello (cambiándome de país), pero ahora he empezado a estudiar una oposición hace un par de meses y me da miedo volver a las andadas….. :S :S

  • Maria José Giménez
    12 octubre 2016

    Tu artículo es tan real como que todo lo que cuentas en él podrían contarlo mis carnes… afortunadamente paré, pensé y me dije a mí misma…" cada día veo a gente morir por mi profesión, pero a pesar de ello pensamos que somos eternos y realmente estamos de paso". Esa reflexión y ese día a día que veía, me hizo el mismo efecto que el pozal de agua fría que tan famoso se hizo hace algún tiempo. En el trabajo somos uno más, en tu casa, para los tuyos eres único e irrepetible, vive y pasa los momentos con quien realmente debes pasarlos, los que realmente te extrañarán….ellos. El trabajo es el motor que nos permite obtener la moneda de cambio para vivir, nada más, la vida es bella por otras cosas más. Esto, lo que has escrito, necesitamos recordarlo cada mañana al despertar, porque el ser humano peca en eso, en que se nos olvida que no somos eternos. Felicidades, eres fantástica, genuina, te sigo, soy clienta y seguiré siéndolo. Sigue así, pero nunca olvides quién es Charuca.

    • 14 octubre 2016

      Muchísimas gracias por tu comentario, me ha encantado. Yo soy la primera que ha tenido que trabajar para conseguir este equilibrio, estamos todos en el mismo barco. Un beso fuerte 😉

  • Daniela Morales Saldivia
    12 octubre 2016

    Ay Charuquita!! Que si no veo tu anuncio en Instagram que venía este post, probablemente hubiese sido aquella chica que no te lee, por estar 24/7 preocupándose de su trabajo. Tengo un negocio que lleva 8 años, algo que amo con todo mi ser, y que es de productos totalmente hechos a mano. He tenido mucho éxito, pero por Dios que realizar todas las tareas sola se me ha hecho un caos (cómo me gustaría estar en la misma ciudad para seguir tus charlas de cómo llevar este buque!).
    Totalmente identificada con los dolores de espalda e idas al médico. Este año tuve que hacer una ronda de exámenes y estar en terapia por no poder manejar el estrés, lo cual también me sumó una cuenta que se llevó muchas de mis ganancias del mes.
    Y es que aquí estoy, comencé mi jornada a las 8 am y son las 8.30 pm y no paro. Me gusta mucho trabajar y debe ser algo así como una droga, no me siento en paz ni con la conciencia tranquila si no estoy en mi taller.
    Tu post tiene toda la razón, y seguiré tus consejos, a pesar que desde hace mucho mi corazoncito me dice que haga lo mismo =)
    Mil quinientos abrazos y saludos desde Chile. Te sigo atentamente, eres una inspiración

  • Mercy Guzmán
    13 octubre 2016

    Me ha encantado esté post. Yo he estado en ese punto en donde me costaba conciliar el sueño pensando en las mil cosas a hacer en el estudio. Pero poco a poco me he dado cuenta de que no vale la pena querer hacerlo todo. Hay que disfrutar cada etapa de los proyectos y encontrar el equilibrio entre tu pasión por tu trabajo y tu vida personal. En los últimos años he tomado muchas decisiones profesionales poniendo a mi familia y a mí primero y estoy encantada.

    • 14 octubre 2016

      Me alegro muchísimo por ti. La verdad es que es genial ese momento en el que eres capaz de conciliar tu pasión en el trabajo con tus pasiones fuera de él 😉

  • info@pirusca.com
    14 octubre 2016

    Me encantó Charuca, sobre todo lo de tomarse vacaciones cada día!! a veces nos olvidamos de valorar esos pequeños momentos que son los mejores!

  • Inma Perles Alabau
    15 octubre 2016

    Me ha encantado!!!! Me he visto totalmente retratada!! Yo intento aprender a descansar y desconectar pero no puedo!!

  • Angélica María Hernández González
    9 noviembre 2016

    Charo me encanta leerte y en el caso de este post yo estoy al otro lado de la moneda, a mi se me ocurren muchas cosas que quisiera hacerlas todas, pero me da mucho pánico empezar y es algo muy inconsciente porq no siento el miedo como tal, si no que empiezo con evasivas, y termino reprochándome la perdida de tiempo y me ahogo en la culpa 🙁

  • 18 abril 2017

    Me encanta, me estoy volviendo fan, gracias por escribir parte de tus experiencias. eres inspiración!

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