Así hemos hecho el cojín de Erizo.

¡Buenos días!
Ayer Carmina me dió la idea de escribir un post sobre nuestro proceso de trabajo. Para que nos vayamos situando, os cuento que Carmina es mi hermana, y desde hace pocos meses también mi compañera de trabajo, ya que le gusta tanto el mundo Charuquil que lo ha dejado todo para venirse conmigo a seguir dando vida a este mundo de boniteces. Para mi ha sido un cielo abierto y una bendición porque Carmina es GUAY, nos entendemos de maravilla y para más inri es una máquina de trabajar.

En fin… sigo… En uno de los millones de Whatsapps que intercambiamos al día, Carmina me dijo «Yo creo que deberíamos resaltar nuestra manera de producir, que es muy especial». No puedo estar más de acuerdo con ella, así que de ahí surgió este post. Hoy os quiero contar qué criterio seguimos para producir nuestros productos, cómo creamos nuestras cositas bonitas para gente fina.

Después de todo lo que os cuento en este blog, sería una farsanta si no pusiera amor en todos los detalles. AMOR, ese es el ingrediente base de cualquiera de nuestros productos. Metemos mucho amor y sacamos las prisas, porque cuando uno mete prisas ya sabemos lo que pasa, que se nota en el resultado, que no sabe igual de bien.

Soy una obsesa del detalle. Nunca me parece suficiente. Tanto para mis propios productos como para las cosas que compro de otras marcas, me gusta elegir súper-calité. Soy de las que prefiere tener un bolso bueno a tres malos. Aplicamos lo mismo a nuestros productos. Nuestros productos están hechos para durar. Vamos, que aquí manejamos canela fina.

Para hacer el cojín erizo, elegimos la tela más bonita y de mejor calidad de todas las que vimos, la encontramos en una tienda de Madrid, una tienda de las de toda la vida (esas son las que más nos gustan). Para estampar la tela, elegimos un pequeño taller de serigrafía. Me encanta la serigrafía porque es un proceso manual, que se hace pieza a pieza y porque la calidad del estampado es única. Es la que mejor resiste a los lavados. Angel, que lleva toda la vida estampando en su taller, probó varias tintas y acabados y finalmente elegimos la que dió mejor resultado. Y ojo, que aquí no se hace sólo «lo que ve la suegra». Hemos serigrafiado el cojín por delante y por detrás (y ha quedado para morir de felicidad).

Una vez tuvimos las piezas serigrafiadas las enviamos a un taller pequeñito de costura. Pilar nos aseguró que iba a coser cada cojín con mucho esmero y no hay más que verlos para comprobar que así lo ha hecho. Hicimos varias pruebas de costura y cuando quedó perfecto pasamos a producción. Después de esto buscamos un pack bonito y sencillo para enviar los cojines, le hicimos fotos y llegó la parte más difícil: hacer muchas, muchas, pero que muchas cuentas y piruetas para poder encontrar un precio justo para vosotros, poder pagar a todas las personas que forman parte del proceso, nuestros impuestos, portes y demás cositas que uno no ve, pero que los que producimos nuestros propios productos y tenemos tiendas conocemos muy bien. Menos mal que Carmina viene del mundo de los números y tiene paciencia para echar cuentas porque lo que soy yo…

Y así hemos elegido un precio de 24,50€, con el que estamos muy pero que muy contentas. El cojín nos gusta por fuera y sobre todo, nos gusta por dentro. Y oye… no es por hacernos autobombo pero las que ya lo habéis recibido lo sabéis. Es que es verlo, y tocarlo, y sentir todo ese amor que tantas personas hemos puesto en cada pieza. Eso es así.

  • María Rodríguez
    15 abril 2015

    Hace mucho tiempo que te sigo, adoro el mundo Charuquil!!
    Y ahora mismo me hago supermegafan!! estoy totalmente de acuerdo con vuestra filosofía de amor por las cosas bien hechas.
    Un beso
    María

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